lunes, 19 de mayo de 2014

La Fumiosa




























































Guapa majada a la que se llega pasando por la del Campón, por un camino al final un tanto cabrerizo (como Mario), pero corto, animado por la presencia de fayonas y roblones. Es un lugar abierto hacia Tarna y sus bosques. Destaca allí la pervivencia (por ahora) de varias cabañas, que tuieron su llar y su cama para el vaquero, de otras pequeñas cabañas con tejado de madera, llamados corripios o cortixus, que servían para guardar los xatos y los cerdos,  y de cuadras-pajar, llamadas caserías, según Ástur Paredes, que ha dedicado un muy completo estudio a esta majada (https://redmeda-branas.s3.eu-de.cloud-object-storage.appdomain.cloud/corpus_branas_asturparedes_mayadalafumiosa.pdf). Como dato que quizá no sea muy conocido, hay que decir que los vaqueros casinos, como los otros más famosos, también se trasladaban estacionalmente con su ganado, y pasaban el invierno en la marina. En concreto, dice Uría Ríu que pasaban el invierno en Las Salgueras, La Cabaña del Marqués y Deva (Gijón), en Peón (Villaviciosa), en las rasas de Selorio y Luces, y en Siero. Se establecían en casa de un mariñán, pagando el hospedaje con estiércol, alojando el ganado en cuadras o bajo hórreos, o en cabañas construidas por ellos. Hay un libro muy bueno sobre las mayaes de Caso, pero este dato me parece que no lo incorpora, cosa rara. Los vaqueros ponguetos también se trasladaban de la misma forma. Y volviendo a los corripios, es una lástima que no se establezcan medidas para su rehabilitación, dado que son tan característicos, en su estilo, como las cabanas somedanas. Parece ser que el Ayuntamiento tenía intención de retecharlos, pero por ahora, al menos, quedó en nada la iniciativa. Como en otras brañas casinas, fue lugar de fabricación de madreñas. Según Á. Paredes, se usaba de mayo a noviembre. 
Hay que señalar que hemos vuelto al lugar  unos seis años después, y las construcciones de más interés están en un estado calamitoso, rodeadas de maleza, y de algunas han desaparecido las tallas de caballos, similares a otras muchas que se ven por construcciones del concejo, y que parece que se llevó algún caminante poco respetuoso, por decir algo no demasiado grueso.  Para compensar, se ha retejado alguna cabaña.

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